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¿Es seguro el entrenamiento oclusivo?

La principal pregunta que se nos plantea cuando pensamos en aplicar el entrenamiento oclusivo es: ¿Es una herramienta segura?

La respuesta es muy sencilla, depende.

¿Qué metodología de entrenamiento es 100% segura sin un profesional cualificado y formado que la implemente?

Seguramente ninguna.

Por lo tanto, la seguridad del entrenamiento oclusivo depende del profesional que la utilice (entrenador personal, kinesiólogo, fisioterapeuta).

Aún así, es importante echar un vistazo a la literatura científica para conocer cuales son los posibles riesgos por un uso inadecuado del entrenamiento oclusivo y saber cómo evitarlos.

Antes de continuar, si todavía no sabes que es el entrenamiento oclusivo te recomiendo que leas primero este artículo.

¿Cuáles son los riesgos o efectos adversos del entrenamiento oclusivo?

Por suerte, para muchos de los que aplicamos esta metodología de entrenamiento, la respuesta a esta pregunta se ha abordado en multitud de estudios científicos.

De hecho, tenemos algunos muy interesantes como las investigaciones llevadas a cabo en 2006 y 2016 por los grupos de investigación de Nakajima y Yasuda (1-2), donde realizaron una encuesta a profesionales que utilizan el entrenamiento oclusivo en su entorno laboral.

En ambos estudios participaron profesionales de más de 200 instalaciones con una muestra en ambos estudios de más de 12 mil personas.

Tras analizar los resultados, en la encuesta de 2006, encontraron que la incidencia de efectos secundarios graves fue la siguiente: trombo venoso (0,055%), embolia pulmonar (0,008%) y rabdomiólisis (0,008%).

Resultados de la encuesta de 2006

Cómo podemos observar, el riesgo de efectos adversos graves es muy bajo aunque esto no quiere decir que no existan riesgos.

¿Qué podemos hacer para no aumentar el riesgo de sufrir eventos adversos graves?

Principalmente con una buena formación académica.

El profesional que aplica el entrenamiento oclusivo debe conocer desde los mecanismos fisiológicos hasta los variables de entrenamiento y de presión de esta herramienta.

Por otro lado, debemos conocer bien a la persona que va a realizar el protocolo y, para ello, una correcta anamnesis donde descartemos alguna patología que esté contraindicada para que participe del entrenamiento oclusivo, es fundamental.

Conocemos los beneficios del entrenamiento oclusivo y su aplicación en un gran abanico de poblaciones pero, todavía falta mucha investigación de su uso en personas que presentan ciertas patologías.

Si estáis dudando acerca de que preguntar en esa anamnesis, podéis apoyaros de la investigación del grupo de A. Kacin, donde proponen la creación de una batería de preguntas para realizar un cribado entre los que pueden y no pueden participar en un protocolo de entrenamiento oclusivo (3).

Finalmente, contar con herramientas adecuadas para su aplicación. Los manguitos manuales con un ecodoppler o los dispositivos automáticos son la mejor opción, nos permiten la individualización de la presión y su monitoreo durante todo el protocolo de entrenamiento oclusivo (4).

Por supuesto que quedarían totalmente descartadas las straps o las bandas.

Si quieres aprender a individualizar la presión y aplicar el entrenamiento oclusivo de forma segura, ¡Fórmate conmigo!

Msc Daniel Pereira Zambrano

  1. Yasuda, Tomohiro & Meguro, Miwa & Sato, Yoshiaki & Nakajima, Toshiaki. (2017). Use and safety of kaatsu training: Results of a national survey in 2016. International Journal of kaatsu Training Research. 13. 1-9.
  2. Nakajima, T., Miwa Kurano, Haruko Iida, H. Takano, H. Oonuma, T. Morita, K. Meguro, Y. Sato and T. Nagata. “Use and safety of KAATSU training:Results of a national survey.” International Journal of Kaatsu Training Research 2 (2006): 5-13.
  3. Kacin, Alan & Rosenblatt, Ben & Tomc Zargi, Tina & Biswas, Anita. (2016). Safety considerations with blood flow restricted resistance training. Annales Kinesiologiae. vol 6. 3-26.
  4. Vopat, Bryan & Vopat, Lisa & Bechtold, Megan & Hodge, Kevin. (2019). Blood Flow Restriction Therapy: Where We Are and Where We Are Going. Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons. 28. 1. 10.5435/JAAOS-D-19-00347.

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